Por Rodrigo Rojas
Acción Medular es una obra en homenaje al general Carlos Prats González concebida en dos partes, ambas exploran la noción de médula como una manifestación física antes que simbólica. La primera parte se basa en la escritura testimonial y manuscrita que dejó el general y la segunda es un memorial emplazado en la explanada de acceso del Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos, compuesta por muestras geológicas extraídas de los cuatro puntos cardinales de Chile.
El cuerpo tiene un lugar primordial en cada parte de Acción Medular. Ya sea con los manuscritos y la serie de piezas en torno a ellos, como en el memorial constituido por cilindros rocosos del subsuelo. El homenaje al general Prats nace desde un cuerpo físico hacia un cuerpo textual y desde este al cuerpo del paisaje. Los tres se conectan y prolongan por una médula que los recorre.
Como nombre, Acción medular, está lleno de correspondencias. Por un lado representa la investigación que lleva a cabo el artista Fernando Prats desde el año 1993 cuando comienza a imaginar una geografía de Chile dinamizada. Eso lo lleva a concebir un Chile que se abraza en un círculo que elimina el peso abusivo del centro y el despojo emocional de las zonas extremas. Ese dinamismo lo lleva también a ver un territorio perforado, un paisaje que incorpora todas las capas profundas de su suelo en la identidad, un país que late y supura como un gran cuerpo. Allí nace para el artista la imagen de la médula. Coincidentemente, por otra parte, en el general Prats la idea de la médula está también presente en sus reflexiones. Para él es el núcleo de un pensamiento ético que no se diferencia del amor a un país. Bajo ese amor es que afirma que toda dictadura es oprobiosa, desde allí también define a un patriota como quien defiende a la Constitución.
El Memorial al general Prats, Acción Medular, está compuesto por cilindros de tierra, piedra, roca, mineral y arena extraídos de perforaciones en cuatro puntos geográficos de Chile: el desierto de Atacama, la cordillera de Los Andes, la costa central y Tierra del Fuego. Los cilindros son conocidos como testigos geológicos y habitualmente son fruto de perforaciones exploratorias propio de faenas mineras o labores geológicas. Sirven para sacar muestras profundas de las capas de tierra. Algunos de los puntos escogidos no eran accesibles por esas máquinas, de modo que se llevó a cabo una extracción a pala por personas de cada una de las locaciones. Estas excavaciones luego fueron compactadas de forma cilíndrica para sumarse a los testigos geológicos propiamente tales. La obra está dispuesta como un mural con líneas horizontales de cilindros organizados de forma visual y por correspondencia geográfica. Tras estas líneas de rocas y tierra el texto modelado en neón correspondiente al 11 de septiembre de 1973 en los diarios del general. El neón proporciona una luz desde atrás, resaltando la noción de que estas filas de cilindros exhiben muestras de la profundidad del territorio, la manifestación física de una médula como sustancia de la memoria.